domingo, 2 de diciembre de 2012

Quedate ...


Quédate, ¡oh luna!, plácida

entre las sombras de la noche oscura.

Alumbra  con tu luz resplandeciente

mi deseo de volar hasta tu altura.

Despierta a  ese niño de inocencia pura

ángel de amor dueño de mi locura.

Contémplalo feliz luna querida

que yo tranquila cruzaré la vida.

Dile que le amé sin ser mentira

que mi adoración por  él  no fue falacia

que brotó sin miedo y con ternura

Y como el perfume de las rosas

Será por siempre suya.

 

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Isabel.